DOS ALTERNATIVAS
Mateo 7:13-14
“Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.”
Cuando Jesús habla de los dos caminos, tenemos la tendencia a creer que se trata de una división de “buenos” y “malos”. Por un lado los que siempre hacen bien las cosas, por otro, los que viven fallando. Sin embargo, no es precisamente esto a lo que se refiere el mensaje de Jesús. Su mensaje es más profundo: “no existen los suficientemente buenos como para alcanzar a Dios por méritos propios”.
El cristianismo no es “el manual de la buena persona” ni de las buenas prácticas. Tampoco enseña cómo hacer para ser moralmente correctos, cómo ganarnos el cielo, ni qué cosas tengo que hacer para que Dios me apruebe.
Lo que sí enseña el cristianismo, es que en realidad no somos buenos, y que sólo Dios es bueno. Nos enseña que todos fallamos y no alcanzamos la perfección de Dios (Romanos 3:23-26), y que nadie es en esencia perfecto.
Todos transgredimos en algún punto la ley perfecta de Dios, todos en algún momento mentimos, fuimos orgullosos o egoístas. Y como fallamos y somos imperfectos, necesitamos de un Salvador.
“El mensaje de Jesús nos dice que no existen los “suficientemente buenos” como para alcanzar a Dios”
Jesús no hizo un contraste entre religiosos y no religiosos, ni entre personas morales y personas inmorales. El contraste real está entre la justicia que proviene de Dios y la justicia fabricada por el hombre. Los fariseos, en tiempos de Jesús, se veían a sí mismos como justos, irreprochables, autosuficientes. Por eso Jesús todo el tiempo los rechazaba. Sin embargo, quienes en esencia para la sociedad eran sucios, imperfectos e insuficientes eran, a menudo, a quienes Cristo aceptaba. ¿Cuál era la razón? El fariseo creía que era demasiado perfecto y no necesitaba del perdón de Dios; mientras que estas personas de la sociedad eran claramente conscientes de su necesidad.
“Jesús vino a buscar a quienes reconocen su imperfección, a los que saben que necesitan perdón y salvación.”
Y eso es lo que Cristo vino a buscar.
El mayor obstáculo para caminar con Cristo no es la imperfección; es la auto-justicia por la cual nos creemos suficientes. Jesús vino a buscar a quienes reconocen su imperfección, a los que saben que necesitan perdón y salvación.
La auto-justicia jamás puede llegar a salvarnos. Al contrario, nos condena al decirnos que somos suficientes sin Cristo. En cambio, el que se reconoce pecador, injusto, incapaz, puede descansar en la obra perfecta de Jesús.
La puerta estrecha está abierta, y el camino angosto disponible para ser transitado. No es un camino fácil, porque implica reconocer nuestra necesidad y rendirnos ante Jesús. Pero es el único camino que conduce a la vida.